Te presentamos una serie de testimonios que ilustran cómo se viven los sacramentos: desde explicaciones del Papa a dificultades que se le presentan a los que se toman en serio esta ayuda ¡gratuita! que nos da Dios.
Empezamos con la Eucaristía, porque es el sacramento central, al que se ordenan todos los demás. Nuestra fe se alimenta de que Dios ha querido quedarse con nosotros para acompañarnos, fortalecernos... y está realmente presente en la Eucaristía.
Lo explica San Josemaría con un ejemplo muy gráfico:
Empezamos con la Eucaristía, porque es el sacramento central, al que se ordenan todos los demás. Nuestra fe se alimenta de que Dios ha querido quedarse con nosotros para acompañarnos, fortalecernos... y está realmente presente en la Eucaristía.
Lo explica San Josemaría con un ejemplo muy gráfico:
Considerad la experiencia, tan humana, de la
despedida de dos personas que se quieren. Desearían estar siempre juntas, pero
el deber —el que sea— les obliga a alejarse. Su afán sería continuar sin
separarse, y no pueden. El amor del hombre, que por grande que sea es limitado,
recurre a un símbolo: los que se despiden se cambian un recuerdo, quizá una
fotografía, con una dedicatoria tan encendida, que sorprende que no arda la
cartulina. No logran hacer más porque el poder de las criaturas no llega tan
lejos como su querer.
Por eso veneramos y cuidamos a Jesús en la Eucaristía: visitándolo y haciéndole compañía, comulgando y viviendo un montón de costumbres y devociones eucarísticas como la procesión del Corpus o la Bendición con el Santísimo.
Lo que nosotros no
podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no
deja un símbolo, sino la realidad: se queda El mismo. Irá al Padre, pero
permanecerá con los hombres. No nos legará un simple regalo que nos haga evocar
su memoria, una imagen que tienda a desdibujarse con el tiempo, como la
fotografía que pronto aparece desvaída, amarillenta y sin sentido para los que
no fueron protagonistas de aquel amoroso momento. Bajo las especies del pan y
del vino está El, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su
Divinidad. (Es Cristo que pasa, n 83)
Nos centramos aquí en la Misa, que en palabras del Concilio Vaticano II es "fuente y cima de la vida cristiana" (Lumen Gentium, n 11)
- Elige: la Misa o...: una joven católica norteamericana pone la Misa del domingo en primer lugar. Resume por qué es tan importante para un católico la Misa dominical.
- El Papa te lo explica: este vídeo recoge un encuentro del Papa con niños de Primera Comunión. Explica algunos aspectos de la Misa y la Eucaristía, al hilo de sus recuerdos sobre ese día.
Resume las respuestas del Papa a estas preguntas:
Resume las respuestas del Papa a estas preguntas:
-¿Qué recuerdo tienes del
día de tu primera Comunión?
- ¿Hay que confesarse cada vez
que comulgamos?
- ¿Cómo está presente Jesús en
la Eucaristía?
-Importancia de la Misa del
domingo
- Para qué sirve en la vida
diaria ir a Misa y comulgar
- ¿Qué significa que Jesús es el
PAN de VIDA?
-¿Qué es la adoración
Eucarística?
- Y el mejor testimonio audiovisual de la importancia de la Eucaristía y del amor que le tenemos, pues es el mismo Jesucristo, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, aunque no lo veamos: Vídeo de la adoración al Santísimo en la JMJ Madrid 2011. Explica qué te ha llamado más la atención del vídeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario